domingo, 20 de febrero de 2011

Fausto


Dedicatoria.


De nuevo os presentáis, formas aéreas, flotando a mi vista entre luz y oro. ¿Intentaré ahora como entonces detener vuestro vuelo? ¿Podrá mi corazón, helado por la edad y las penas, sentir las ilusiones de otros tiempos? ¡Ah! Venid, acercaos, llegad a mí, dulces imágenes, porque cuando del seno de las húmedas nubes os veo hoy lanzaros hacia mí, ¡cosa extraña!, siento mi corazón conmovido estremecerse de juventud a la influencia del fresco ambiente que impulsa hacia mí vuestra falange.

Veo en vosotros la imagen de felices días y entre ellos más de una sombra querida, con animada por voz antigua y casi exánime, y recobro los dos primeros sentimientos de la primavera de la vida: el amor y la amistad.

También el dolor se reanima, la queja lamenta el laberinto humano y su curso tortuoso, y nombra a todos los buenos que, deslumbrados por el falso brillo de la dicha, se desvanecieron a mi vida en la flor de sus años.

Imposible os será, nobles almas, oír los cantos que he sido el primero en dirigiros, pues el eco de los primeros días se ha perdido enteramente por haber dejado de existir la cohorte amiga. Mis lamentos sólo hieren los oídos de una multitud desconocida, cuyos aplausos contribuyen a oprimirme el corazón; todos los que lograban olvidar su dolor con los cantos que mi pecho exhalaba, los que en otro tiempo se dejaban fascinar por mi palabra, si viven en el mundo, ¡ay!, están ausentes.

Siento revivir en mi corazón los ardientes deseos que antes me animaban por ese vago imperio, por ese mundo de los espíritus tan bello y sosegado; flota mi canto, cual arpa eólica, en sonidos misteriosos, y me causa el sereno vapor que contemplo un estremecimiento de dicha. Corren mis lágrimas; tibio y suave ambiente desvanece el hielo de mi corazón y veo en lontananza cuanto poseo, y no tardaré en ser nuevamente dueño de todo lo que huyó de mi.



Goethe.

jueves, 10 de febrero de 2011



Escudriño las canciones que compones... buscándome. Yo hablo de brasas vivas entre cenicienta y el rey sapo. Hablo de pintar tregua entre estupidez y realidad. Hablo de que cada vez es más difícil soñar y sin esas miradas, que tan nerviosa me ponían, ya no celebraremos las hogueras de San Juan.

No te preocupes, ahora soy otra persona. Con pies de plomo, alma de hojalata y corazón de mimbre, como esa canción.

lunes, 7 de febrero de 2011

Fins els ous




Fins els ous, fins els ous, fins el ous, fins els ous, fins el ous... =)


Hay gente inútil, eso no es nada nuevo. Lo que toca los cojones es que te lo recuerden continuamente. Es muy fácil alterarse y gritar gilipolleces mientras uno está esclafado en el sofá.
A estas alturas de la vida ya debería haber aprendido a ignorar a las personas estúpidas o a las personas inteligentes que me consideran estúpida a mi. Pero hay minutos que marcan la diferencia y yo siempre encuentro esos minutos en todas las personas. Me enganchan o me alejan, pero nunca me dejan indiferente. Malditos minutos... malditos bastardos...

Nunca fui de hielo, piedra de mármol, de caliza, hierro, hormigón, diamante, cemento seco al sol de verano. Lejos de ello, cristal. Todo me afecta y todo me golpea, para bien o para mal. Para romper y reparar, para reparar y romper. Pero bueno, la vida es así: un toma y dale, una de cal y otra de arena, al pan, pan y al vino, vino, en abril aguas mil y mañana dios dirá.

No me gusta. Fins els ous. A estas alguras de la vida ya debería haber aprendido a ignorar a las personas estúpidas.