miércoles, 31 de diciembre de 2014

(...)

Ilustracion de Jen Corace


No sabes la de veces que me repito al día a mi misma ''lo siento''. 
Lo siento mucho, de verdad. 

¿Qué ha cambiado? - Me preguntaste -.
Todo.
Tú te ríes escéptico - no te culpo -.
Yo... las palabras se convierten en lágrimas y enmudezco, y te miro. Te miro tan fuerte que parece que te esté gritando. No lo entiendes. No estamos en la misma onda. Ya no nos entendemos. Hace tiempo que navegábamos en corrientes diferentes.

- ¿Te duele estar aquí conmigo?
- Para mi esto es ahora mismo lo más normal.

Y lloro... como ahora, mientras lo recuerdo y lo escribo. Y lloro al ver los restos del naufragio. Y no se hacer otra cosa, porque ahora ya está todo roto. 

"Lo siento. Lo siento de veras." 
- Ya se te pasará.

Se me clava en el alma, y lo merezco. 
Es mi turno.
Debo morir en soledad.

"Perdóname".

jueves, 25 de diciembre de 2014

Una suerte de pausa.

      Definitivamente no hay nada como la ausencia, el vacío de todo contenido. Después de haberse producido un punto de inflexión, todos quedan expectantes, ansiosos por saber cómo va a ser la evolución, el nuevo despertar, el abrir los ojos y... Lo que sea no nos puede dejar indiferentes. Para bien o para mal producirá algo. Y ese algo, sin duda, será relevante.
      No hay nada como la ausencia, el vacío de todo contenido. Quedar congelado en el tiempo y el espacio. Dejar a la gente boquiabierta, con la sensación con la que se contempla una obra maestra incompleta. Es algo así como el derecho a la decepción. 
Pintura: José Manuel Ballester

      Nunca antes me había gustado tanto el final de Quiéreme si te atreves, donde los amantes, una vez que deciden tragarse el orgullo de toda una vida, deciden sepultarse bajo el hormigón de unas obras en cualquier lugar. Y así acaba la tragedia. ¿Qué tragedia? ¿La de un ''ni contigo ni sin ti''? [¡Pero si era un contigo! - dirán los espectadores]. Era un sin fin, era un instante infinito. Era todo lo que nosotros quisiéramos que fuera, porque estaba vacío.
      ¿Qué queda cuando se ha tocado el punto más alto, el más importante, el más urgente, el más absoluto? ¿Qué queda tras agotar todas las energías en algo inagotable? La más absoluta calma. El más absoluto silencio. Un gris tan absoluto que ni se percibe. ¿La muerte? La muerte. Es exactamente la muerte. No es el fin. Es una suerte de pausa que nos permite caer en la reflexión, o en la tristeza, o en la nada. Porque al final todo será nada.
Pintura: José Manuel Ballester
   

Life

  
No hay escusa para el destierro de una vida. 
Si ésta es un regalo divino, ¿quién es el hombre para despojarnos de ella? 
  

Ser veritativo.


No sólo te extraño.
También te pienso,
te recuerdo,
te imagino.


Incluso creo 
que en el fondo
también te espero.


 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Il mio alter ego



       ¿Qué esperas que te digan? ¿que no fue culpa tuya? ¿Que no te preocupes? ¿Que cualquiera puede cometer errores?
[Estaría bien]
       Acéptalo, eres la mala de la película. Tú entiendes todas las circunstancias y los puntos que te llevaron hasta ahí, los más egoístas y los más altruistas, lo más objetivos y los más subjetivos, los que aceptaste de buen grado y los que insististe en rechazar... pero ellos no están en tu cabeza, ni en tu historia. No pueden entenderte, no pueden estar contigo. En el mejor de los casos se quedan con el trailer, y ahí, querida mía, tu eres la mala.
       No hay lugar para ti en la síntesis. Deberás coger todos esos porqués y guardarlos en tu mente. Al final serán los que te mantengan a flote en los días en los que más te pierdas a ti misma. Porque habrán días en los que te despiertes y te des cuenta que tus sueños te traicionan, y no contentos con eso te llevan a un tiempo ya imposible donde nada de esto habrá pasado todavía. Porque la contradicción será parte de tu rutina por un tiempo. Porque verás juicios donde no los hay y habrán juicios donde no los veas.
["Porque si había algo más imposible que quedarme, era irme"]
       Porque así es la vida, y esto es madurar.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Escapismo.



He descubierto que me gusta escapar. Me hace sentir libre. Me gusta huir, me gusta correr tan rápido como mis piernas me lo permitan, me gusta que las zancadas sean largas y ligeras como plumas, que mis pies a penas rocen el suelo, que el viento frío me azote la cara y mantenga mi pelo detrás. Me gusta sentir el helor en mi pecho, me gusta tragarlo, que me seque por dentro, expulsar vaho, que me seque los ojos y que éstos me lloren. Que no me alcance nadie, tremolar de excitación, morir en el intento. Que sea tan puro que hasta corte el alma y duela.