domingo, 25 de enero de 2015

Between the Devil and the deep blue sea.



      Entre la espada y una pared que se aproxima, que apremia la decisión. Sabedora del acorralamiento sólo queda un camino de dolor sin retroceso. Me pregunto si la alternativa habría sido más agradable. Siempre hay ''y si's'' en mi cabeza. Son los grilletes anclados al suelo que aprisionan mis brazos. Son los que hacen que la pared me aplaste y que la espada se clave finalmente. Y me pregunto si alguna de las alternativas habría sido más agradable.

sábado, 24 de enero de 2015

¿Estarán los poetas acostumbrados a desaparecer?






[¿¿]
Estarán los poetas acostumbrados a desaparecer,
estarán acostumbrados a escribir con ímpetu,
a dejar a un lado las prioridades,
a abandonarse a la expresión desbocada...
[??]

Y más tarde, el silencio mutuo
entre la mente y el corazón abierto.
Sin pasión y sin vitalidad
para poder volver a lo cotidiano,
a retomar las prioridades banales
de un mundo despojado de humanidad,
pero incrustado en lamentos.



(...) Desértica y vacua.



Siempre fui de hacer las cosas en compañía
huyendo así de la soledad.
No sé en qué momento vacié mi vida
de mí misma.
Ahora viajar conmigo a solas
es perderse en un desierto.


(...) Si de algo tachara a la ciudad que nos cobija es de traicionera.




Tengo miedo de salir por si te veo
asomando por una de las tantas avenidas.
Tengo miedo de que duela tu cabello,
de que nos miremos como hace tiempo hacía.
De ser consciente en ese instante perenne
de la cruda realidad que nos altera.
Que somos dos desconocidos que se hieren,
que somos dos conocidos que se anhelan.


viernes, 23 de enero de 2015

(...) Siempre he sido yo y mi única mirilla


Permíteme convertir en poesía
el amor que me profesas.
Se que cuando de composición se trata
tu eres más de notas que de letras.
Somos vagabundos que buscamos - y más ahora -
resguardo liviano en las expresiones de otra gente:
en las tristes melodías que repiten tocadiscos,
en las eternas despedidas que desdibujan carboncillos,
en las heridas que se esconden tras la dulce analogía.
Da igual el género, no importa a quien va dirigida,
hay un sentido universal que la hace tuya y la hace mía.

Hoy quiero que me permitas
- y ojalá pudiera hacerlo para el resto de tu vida -
que convierta tus sentimientos en poesía.
Quiero que te veas reflejado en estos versos
no como un intruso o un anónimo voyeur,
sino como un poeta mudo al que le regalan una voz.

Siempre he sido yo y mi única mirilla,
siempre ha estado llena de egoísmo mi poesía.
Incluso ahora me pregunto hasta que punto
este acto es altruismo y no avaricia.
Quizás lejos de brindarte ese resguardo
quiera mantener fija tu mirada,
que no encuentres en otros lo que buscas
por encontrar en mis poemas lo que ansiabas.




(...)

Y así es como fue.

Yo, que te entregué todas mis carcajadas
para que por fin aprendieras a reír sin compromisos.
Yo, que te entregué todos mis rincones
para que tuvieras un lugar al que acudir.
Yo, que aprendí a tocarte mejor que a mi guitarra.

Yo, que me dejé la piel en tus abrazos.
Yo, que compré un gorro de cocina y fingí ser cocinero
para poder llamarte gorda y limpiarte los restos con mis dedos,
para salar con inquietudes tus días más insípidos,
para adormecer a tu fiera en los días más hostiles.
Yo, que te quise
yo, que te quiero.


Ilustración de Chalermphol Harnchakkham


Yo, que te lancé envistes a través de mis poemas,
Yo, que no pude ser lo que tu quisiste que fuera,
yo que mataría por volver a lo que era.






miércoles, 21 de enero de 2015

(...) Olivas



Déjame llorarte por última vez.
Después de esto, saltaré al vacío.
Ni te imaginas el miedo que me da.

Superarte es doloroso,
más que apartar la vista antes de que vuelvas la esquina
sabiendo que será la última vez.

Tengo en mi cabeza
las canciones que me dejaste en herencia
la última noche del año.
También fue la última noche de nuestras vidas.

Abandonarme a tu recuerdo
ha sido mi modo de no dejar el nido,
de encontrar un hogar reconocido
en medio de esta guerra civil,
donde hay dos bandos que fueron uno
pero aun así deben darse muerte.

Ahora se me amontonan las olivas.
Las odié tanto antes de conocerte...
siempre serás para mi
el único motivo de su existencia.

Ilustración de Eider Agüero


sábado, 17 de enero de 2015

Ya fuimos amigos una vez.

No imagino el día
en el que andando por la calle
deba ahogar gestos de cariño hacia ti.
Cuando por inercia o anhelo
quiera agarrar una mano que no me responde.
Cuando me muera por acariciar
una nuca que no se estremece.
Cuando quiera sin motivo
regalarme un abrazo tuyo
o que tus mejillas besen mis labios.

Ya fuimos amigos una vez
y qué poco nos duró.
Pasamos tres rotondas en mi viejo 205
convencidos de que el silencio amargo
no entumecería también el placer del sexo.
Y así fue.
Pasamos de ser amigos sin más
a ser amigos con derecho a roces,
a ser amigos sin derecho a sentimientos,
y por último, todo a la vez.

¿Qué seremos esta vez?


El horror vacui de la positividad.


      Creo que hay gente que camina y vive a unos centímetro de la superficie de la tierra, donde es imposible que los pies rocen el suelo y que las palabras coincidan con los hechos. Allí, en el mundo de Yupi, todo es hermenéuticamente posible. Tanto es así, que estas personas viven en un trance permanente, donde todo está impregnado de un delicado tono rosa pastel y donde se habla en clave de entusiasmo.
      Si tuviera que describirlas en una sola palabra lo tendría claro: derroche. Derrochan todo lo derrochable: derrochan emoción, derrochan simpatía, derrochan felicidad, derrochan autoestima, derrochan seguridad, derrochan incluso emoticonos de happy-ending. Son el horror vacui de los pensamientos positivos, una radicalización tan extrema que es complicado no verlo como ficción.
      Al principio pensaba que este tipo de personas (no se si humanas o superiores a la especie) debían dormir mucho. Pensaba que sus rutinas debían dejarlos exhaustos. ¿Quién podría estar 24/7 experimentando todo con tal intensidad mental? Ponerme en su pellejo me resulta agotador. ¡Pues no! ¡Para mi fue de lo más alarmante descubrir que madrugaban! Porque sí, porque ''a quien madruga, Dios le ayuda". Nos han jodido...
      Deben de ser ángeles caídos del cielo. Su frenesí no puede tener una explicación mundana. ¿Será producto de esnifar el polvo que sueltan las nubes? ¿Será la gracia de Dios? ¿Será que les falta media ostia en cada mejilla? Seguro que eso les devolvería al suelo que pisamos el resto de los infelices mortales.


      En cualquier caso, siempre me exacerbó su ficción. ¿Envidia? Seguramente. Por mucho que madrugue, no me salen alas en las sandalias.

viernes, 16 de enero de 2015

(...)

Ilustración de Tony Sandoval

      Hoy no salgo de tu cabeza. Jefferson, Hamilton y Madison están celosos. Acaparo toda la atención y no hay derecho. Es como si tuviera una pequeña habitación situada detrás de tus ojos. Tú no puedes verme, pero notas mi presencia constante. ¿Me has convertido en tu miembro fantasma favorito?
      Desde hace un tiempo has bajado el listón. Casi no tienes criterio a la hora de evaluar la calidad de lo que escribes y mucho menos de lo que publicas. Te basta con que sea sobre mi, o sobre ti apreciando mi reflejo. Esta es tu mierda y este tu contenedor verde. No sabes si va de reciclar o de desechar, aunque lo que sí intuyes es que, en el fondo, reciclar es lo que hace que esto te sea un poco menos dramático.
      La basura de esta tarde apesta a hoy es el día que más me retienes desde que comenzó el periodo de ausencias. Esperas que haya una vida después de todo. Pero sobre todo, esperas conseguir llegar al ''después'', esperas poder cruzar el extenso ''todo''.

jueves, 15 de enero de 2015

(...)

Ilustración de Apollonia Saintclair

     Estaba deseando llegar a casa. Tenía por delante los planes más estimulantes que había hecho desde hacía semanas. Dos porciones de pizza fría le esperaban sobre la mesa para merendar/cenar. Tenía la certeza de que la casa estaría sola durante al menos tres horas y un pequeño dildo la esperaba bajo la cama. Pizza y autosex, ¿Podía alguien pedir más un jueves por la noche en época de exámenes?
      Le estimulaba sobre todo la idea de ver el porno con volumen y gemir lo alto que quisiera. Adoraba los cuerpos y los gemidos femeninos. Se consideraba afortunada de poder disponer de ambos (aunque tuviera que silenciar sus orgasmos para no despertar/alarmar al personal). La pizza tampoco estaba mal, pero por ella podía gemir a pierna suelta cuando quisiera.
      Estuvo bien. Disfrutó de ambas actividades regodeándose todo cuanto pudo. Sin embargo con una de ellas... No hizo falta que renunciaras a tus manos, resulta que algunas sensaciones tienen también tu nombre. Y en parte te odió por ello. Y en parte lloró por ello. Todavía no ha encontrado una esquina en la que pueda perderse sin ti.
         

(...)

Tenía tantas cosas que decir, que era imposible escribirlas atendiendo a la poesía. Casi podían compararse con los vómitos de un autómata que se atrevía a digerir sentimientos. Así llené las entradas de borradores que no verían nunca la luz de este blog. Porque los desnudos, si no son estéticos, están vetados en este burdel.

(...)

La música ha vuelto a sonar en mi cabeza, es tan extraño recuperar el oido...
no la escuchaba con tanto autismo desde hacia años.
I like it.
I miss u,
my sweet remembrance.
 

domingo, 11 de enero de 2015

(...)

- Del perdón -
 
Ilustración de Lilia Osipova
  [o de cómo tú veías más bondad en mi que yo misma.]

      Nunca se me dio bien perdonar. Desde que me conozco me he considerado una persona rencorosa, orgullosa de abrazar un odio abrasador con el fin de que me mantenga despierta para no tropezar con las mismas (personas) piedras.
      Obviamente hay ofensas y ofensas. Algunas son berrinches, aunque pueden extenderse en el tiempo tanto como tarde en echar de menos a esa gente, o tanto como tarde en olvidarla (más bien lo primero). Otros, los menos, se tatúan en mi mente de por (lo que llevo de) vida.
      Hay algo horrible en todo esto que no me había parado a pensar hasta ahora. Si no soy capaz de perdonar a los demás, si no soy capaz de diluir el rencor hacia las ofensas ajenas ¿seré capaz de perdonarme a mi misma? ¿seré capaz de perdonarme a mi lo que no sería capaz de perdonar a los otros? Hay gente en el mundo a la que no se la puede herir sin herirnos a nosotros mismos. Ya lo decía Hanif Kureishi: "Qué espléndida inocencia muestra un ser humano cuando no teme que le hagan daño ¿Quién podría destruirla sin herirse a si mismo?". 


      Hoy (creo que) lo veo todo más claro. Hoy las nubes que me permitían vivir en ese pequeño ecosistema se han despejado, y tras ellas no brilla un sol espléndido. Sólo hay dolor. El cantar de los pájaros ya no acompaña a las mañanas, y el silencio de la noche parece producido por la piedad de algún ente ancestral. Como si con ello te diera el respiro necesario para pensar en tus pecados y buscar al dios al que quieres implorar el perdón. Pero siempre fuimos ateos, y la única persona a la que puedo implorarselo eres tú.


      Lo hiciste, no sé cómo. Pensé que tras eso todo quedaría más cerca, pero no. Es así como recordé que estamos sólos y que tanto nuestros dioses como nuestros demonios están en nuestra cabeza. Nosotros nos imponemos los límites, los castigos, los logros... todo. Esa es mi condena y también mi bendición, pues aunque sea difícil hay esperanza, y ésta depende sólo de mi. Supongo que eso es todo un alivio.
      No es fácil para mi vivir con esto. Tú veías más bondad en mí que yo  misma. Mi mente es un infierno y yo soy aficionada a crear criaturas demoníacas. Tú veías más bondad en mí que yo misma... ¿Cómo voy a vivir con esto? ¿Cómo voy a vivir así?
      A veces pienso que ojalá existiera el karma. Sería tan fácil esperar de brazos cruzados un castigo del universo que limpiara el remordimiento... ¿Existe alguna otra fórmula que desconozca? No quiero esperar toda una vida para purgar mis pecados. Cada día estoy más segura de que no es cuestión de tiempo.
 
Perseo con la cabeza de Medusa

martes, 6 de enero de 2015

(...)

No quiero escribir más sobre ti.
Sigo viviendo en clave de fa,
necesito encontrar la clave de mi.

(...)


Ilustración de Cindy_R

       Me voy, dejo el pueblo. Quiero convertirme en una chica de ciudad.
     Desde que te fuiste mi paso se ha vuelto pesado y aletargado. A menudo tengo la sensación de ser un caminante que vaga por las asoladas calles sin un destino fijo, sin metas, sin proyectos ni objetivos. Aquí, donde el viento es el que cambia el color de los semáforos (del único semáforo que existe), los ecos de mis pisadas se escuchan demasiado. ¿Será que estaba acostumbrada al claqué de tus andanzas? ¿Será que lo que antes era armonía ahora violenta el silencio y la calma? Algo en mi ha cambiado. Nunca noté la ausencia tan presente, necesito multitud.
      Quiero confundirme con el tumulto de la muchedumbre. Que sus empujones me lleven a alguna parte, donde sea, pero que me lleven. Que me impelen hasta volver a coger un ritmo propio. Quizás enriquezcan mi partitura con corcheas. Quizás deje de ser una repetitiva cadencia, un metrónomo con resistencia.

Y yo que pensaba
que ya había cruzado 
todos los puentes 
en los que tú no estabas... 

domingo, 4 de enero de 2015

(...)

He visto alguna foto tuya rulando por ahí,
me gusta pensar que es a mi a quien sonríes.


(...)

      Cuando se acaba algo grande todo el mundo necesita un tiempo de luto. En ese tiempo nos dedicamos a enterrarnos con el muerto y a esperar el momento en el que por fin podamos sobrevivirle.
      Hay veces en los que uno se recuesta junto a él y espera no despertar nunca más. El tiempo empieza a moverse lento, como si de repente se hubiera convertido en un esclavo de tu pena y compartierais los mismos grilletes. A pesar de esto, el mundo sigue girando a tu alrededor, y en contraposición a tu marcha funesta, parece que éste se mueve todavía más rápido. Da vértigo la vida.
       Sin embargo y muy a tu pesar, todos los cadáveres se enfrían. Es ahí cuando caes en la cuenta de que la muerte no es para los vivos, no hay sitio para ti en ese féretro, debes abrir los ojos y negociar con la realidad, buscar tu sitio entre los tuyos.
     Piensas que nadie fue más tuyo que él, y ahora él es un recuerdo. ¿Un recuerdo? Es el recuerdo de toda una vida, una quimera de la que has vivido demasiado tiempo, un delirio que ya no te pertenece y que debes dejar ir.
      Echas la vista atrás y te planteas por enésima vez si realmente no hay sitio para ti en esa tumba. El mausoleo es espacioso y, aunque haga frío, tienes unos calcetines muy cuquis que calientan cual averno.
      Bienvenido al mundo real. A esa posmodernidad frenética donde tienes que madrugar, preocuparte por cosas, buscar metas y proyectos, saber cosas, relacionarte con gente, vivir cosas, cuidar tu higiene, examinarte de cosas, desarrollar tu personalidad, hacer cosas... la lista no acaba.
      ¿Había que hacer todo esto también cuando estabas vivo? - piensas -.


(...)

The trap and the woodcutte

     Definirse es tan complicado... A veces pienso en ello como si fuera una trampa. Crees que lo estás haciendo, que vas por el buen camino, confías y... cuando te das cuenta: ¡ZAS! Uno de tus miembros queda atrapado en un cepo.
      Y esa era yo (cuando tú me encontraste). Una chica con un cepo en alguna de sus extremidades. Sentía el dolor, se dispersaba por todo mi cuerpo. Sabía que algo estaba mal, pero no lograba descubrir el qué, ni el dónde, ni el cómo. Definirse es una acción que implica demasiada precisión.
     Tú fuiste quien me alimentó durante todo (este) ese tiempo. Debí haberlo invertido en buscar mi cepo con tu ayuda, pero se estaba tan agustito en tu cabaña, leñador, con esa hoguera siempre encendida, con una sopa siempre sobre el fuego y con un ejército de risas que salían a patrullar al caer cada noche, para mantener alejados los tiempos de hastío y tristeza.
      Era cuestión de tiempo que fueran cayendo uno a uno. Porque ¿sabes qué? Definirse es necesario, y por mucho que lo ignores, el cepo sigue ahí, mordiendo con sus afilados incisivos, infectando con el paso del tiempo, hiriendo, empeorando, creciendo.
      Tu felicidad no fue suficiente para protegerme de él. Tu calidez (tan ansiada ahora) empezó a perder su efecto paliativo. Advertí varios avisos que me instaban a buscar el cepo y librarme por fin de él, pero aunque mis mejillas tardaban algo más en ruborizarse, conseguías que acabaran ardiendo.
      Era tan fácil dejarse morir entre tus brazos... los extraño tanto... Supongo que los cepos nunca me supieron tan a gloria como cuando me besabas en esas escaleras, como cuando me frotabas una espalda que acababa en mis muslos, como cuando sorbías de mis ojos y yo comparaba el odio que te tenía con el infinito más extenso.
      Menuda ilusa. ¿En qué momento pensé que podría ser feliz teniendo un cepo en alguna parte? ¿En qué momento pensé que podría vivir por siempre alimentándome de tu felicidad, viviendo tu vida? ¿En qué momento pensé que sabría hacerte feliz a ti, si nunca he sabido hacerme feliz a mi misma?
      Definirse es tan complicado... A veces pienso en ello como si fuera una trampa. Debí buscar el cepo antes de encontrarte a ti.

Ilustración de Merrile


(...)

Ilustración de Katerina Nicolau

                 Escuchamos a nuestros fantasmas hablar,
              dicen que es imposible, que todo ha muerto.
              Dicen que ya no nos entendemos,
              que al final todo era un suplicio.
              Dicen que no nos merecemos más dolor,
              que nos quedemos con lo mejor y
              nos pongamos frente a una nueva página en blanco.
              Dicen que enterremos las miradas
              igual que enterramos las armas.
              Dicen que nos guardemos las sonrisas
              en el mismo lugar en el que guardamos las palabras.

                 Escucho a nuestros fantasmas hablar,
              parece que con el tiempo van perdiendo intensidad.
              Dicen que le hemos dicho a nuestros confidentes
              que ambos tenemos las ideas talladas en piedra.
              Dicen que nos demos tiempo
              y nos apoyemos en sus hombros cuando nos sintamos débiles.
              Dicen que no reinventemos más finales
              y nos conformemos con lo escrito.
              Dicen que no nos aferremos a los recuerdos,
              que no demos más vueltas en círculo.
              Dicen que nos brindemos un descanso
              y que nos dejemos morir en soledad.

                 Escucho a nuestros fantasmas hablar,
              unas veces me gritan enfadados,
              otras me suplican entre lágrimas.
              Creo que ya ni ellos recuerdan lo que debían decir
              cuando busco razones para olvidarte.

sábado, 3 de enero de 2015

(...)

- Vámonos.
- ¿A dónde?
- Lejos.
- ¿Lejos te refieres a Alicante o a Oslo?
- Oslo.

Vamonos lejos, a algún lugar donde no se usen sujetadores. Donde nadie nos conozca.

jueves, 1 de enero de 2015

(...)


Vivimos con la esperanza del mañana 
para poder soportar la desdicha del presente.


* * * * *

Hay un proverbio chino que dice:
"No tengas miedo de los cambios lentos, 
sólo ten miedo de permanecer inmóvil".