miércoles, 9 de diciembre de 2009
Calma en la cama del alma
No se cuando fue la última vez
que una de esas espinas se me asestó
con la malicia suficiente como para escocer.
Qué alentador creer tener un corazón inmortal!
Qué alentador saber que todavía derrites miradas!
Qué alentador saber que tú fuiste tan único... como será tu sucesor.
Hoy me alegro por tantas metáforas
que parezco respirar poesías y sudar anáforas.
Si sólo un hilo nos sostiene,
un hilo tan fino que sólo es posible verlo al trasluz.
Serán mis soplos los que tumben sobre él
los sauces que tú plantaste a su alrededor.
Por que hay un inmenso mar despues de ti,
y para mi es más que suficiente para ser feliz.
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