Sólo es un césped rociado de llantos
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Todo enfermó, no sólo nuestro viento,
que ya ni la brisa es cálida o fría, sino desgraciada.
Y callaron los pájaros, y los árboles, y las cuerdas de esa canción,
igual que también callaron nuestros nombres.
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