Ahora esta será nuestra canción y nuestra historia será la historia que ella esconde detrás de esas notas. Nadie sabrá muy bien cual será nuestro leimotiv o hasta qué compás fuimos arrastrados por la casualidad. Nadie sabrá la verdadera pena que arrastran esos dedos de pianista ni si el ritmo fue el impuesto por un metrónomo o por el vuelo de mi falda al viento.
Pero lo cierto es que ahí estamos: tú, yo y la melancolía de un pasado idílico yendo y viniendo a mi memoria. El contraste de unos días. ¿Quién entonces habría aventurado lo agridulce del presente?
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