Siempre
pensé que nuestra historia
tendría
una despedida fulminante y dolorosa.
Si la
vida alguna vez nos ofreció una oportunidad,
debimos
verla pasar de largo, cabizbaja.
Tal y
como ahora nos miramos, de reojo.
Tal y
como ahora nos pensamos, en silencio.
Nunca
fui de coger la vida por los cuernos,
yo más
bien soy una superviviente que se adapta:
con el
tiempo, a los hechos,
con el
espacio, al momento.
En el
fondo somos muy diferentes,
si tú
acostumbras a virar hacia el sur, yo soy más del frío norte.
Supe
desde el principio que sería una Odisea,
que en
este viaje a Ítaca, no llegaríamos a puerto juntos.
Pero
una vez decidiste contarme el secreto de tus viajes,
largos
como los años y movidos como las tormentas.
No te lo dije en su momento,
pero confieso que soy más de disfrutar del mar recostada,
desde la orilla.
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