Las cosas acaban, se van. Y luego se las echa de menos.
Yo tengo una canción preferida para esos momentos. Es triste y cálida. De esas que te recuerdan que cualquier tiempo pasado fue mejor. De esas que limpian el alma de forma peculiar, que te hunden y te calman en medio de la tormenta.
Y ya está. La muerte dulce, sin resistencia ni sufrimiento. Sólo el eco a lo lejos.
Hace tiempo que no escribo poesía. Qué ajena la siento.
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