Ilustración de Clint Cearley |
¿Podremos algún día dejar de buscar sentirnos especiales?
Me obsesiona la pérdida de lo irrecuperable. Por eso lo apunto todo:
apreso las respuestas curiosas en libretas, releo las conversaciones que
dejan buen sabor de boca y repaso mentalmente los buenos momentos.
Extraño a las amistades que me hacían sentir especial. Ahora ese papel
lo cumple Afra, Afra me hace única y la amo por ello. Sin embargo sé que
un día morirá, caerá en ese olvido irrecuperable, dejando sólo
recuerdos intensos y alguna que otra tumba a la que dirigirme con una
vaga y triste mirada.
Su ausencia será también hambre, ese rugir de estómago que se extiende a
todo el cuerpo en forma de vibración física, fisiológica, poética,
emocional.
No disfruto las cosas sanamente. Las llevo al límite y lo traspaso.
Creo que últimamente paso más tiempo sintiendo como Afra que como
María. No me importa, pero sé que mañana dolerá la despedida de ese amor
propio desdoblado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario