Me pregunto si todavía saldré en tus sueños,
si aún piensas en mi al despertar, al viajar, al dormir.
Me pregunto si todavía imaginas cómo serían los dias conmigo,
si aún mantienes fresco el recuerdo de mis besos, de mis caricias,
de mis sonrisas y miradas con destino tus oyelos.
Me pregunto si me echas de menos
o si soy yo la única boba que vuela cometas de colores.

Ahora que me voy adentrando en este viaje hacia la filosofía, ahora, empiezo a dudar.
Sólo he andado cinco pasos y todavía no he tenido traspies. ¿Es esto de verdad lo que quiero? Dudar no es de necios, no. Dudar es de sabios. Es propio de aquellos que aseguran sus andares, su dirección, su veracidad. Quizás sólo elegí esta senda por que era la menos complicada, por que se me daba bien, por que no necesitaba estudiar a fondo.

No sé si estoy preparada para impregnarme de tantos filósofos ni de tantas ideas.
De hecho, ni siquiera sé qué me espera.

Gominola you

Hay cosas que no se pueden decir aunque sean ciertas, aunque se sientan, aunque quemen en el pecho o aunque rujan en el estómago (como cuando se tiene hambre).

Pero yo no sé cuanto tiempo más podré callarme, así que la disfrazaré con dulces y colores: ''yo... gominola''

No sé si tus canciones son mensajes en una botella
con destino a mis lunares.
Si atravieso esos cristales
ya no habrán más anocheceres.
Nos falta un cuentagotas
que acaricie los besos de mi es palda.
Suficientes cuentos de hadas,
yo no soy una princesa.

Veo como se queman amaneceres y como se adormecen los placeres. y ¿Sabes? No puedo hacer nada más que dibujar, escribir y llorar. Siempre pensó que no le aportaba nada útil y esta solo es la confirmación de todo un pensamiento, de un nuevo paso. ''Si tu caes, yo caigo'' Sé que no me arrastrarás contigo, aunque yo quiera - pensaba-. Degustaba sensaciones y ¡¡¡¡MALDITAS CORTINAS!!!! ¿No te das cuenta, amore? No nos dejan ver el sol, ni las estrellas, ni tu luna. ¿Sabes dónde están ellas? En ese tren lleno de borrachos, en el que la mágia se llenó de color y todo empezó... despistadas ellas, se olvidaron de bajar. ¡Ire a buscarlas! Que yo temía un final en la distancia y un letargo en la armonía y aparece cabalgando a lomos de la niebla fría.

Todo enfermó, no sólo nuestro viento,
que ya ni la brisa es cálida o fría, sino desgraciada.
Y callaron los pájaros, y los árboles, y las cuerdas de esa canción,
igual que también callaron nuestros nombres.