miércoles, 20 de julio de 2016

L E V E D A D




Me gusta estar sola.
Hay cierta sensación de vértigo en eso de abandonarte a la oscuridad con una pequeña luz que te alumbra lo justo, que te obliga a concentrarte en lo que tienes delante, hasta el punto de olvidar que a tus espaldas existe todo un universo lleno de ruido, emociones y presión.
No vuelvas tu cabeza. Cierra la puerta, baja las persianas, envuélvete en tus brazos. Adéntrate en el solipsismo de la resistencia. Es una alergia a ser con los demás, es la pesadez de corresponder y dar lo que se espera. Es el cansancio de llevar una vida a cuestas. La futilidad de la existencia.

Sólo hay una persona que no espera de ti más que lo que quieras dar, que llorará contigo en las derrotas y se alegrará de forma visceral en los éxitos. Que comprende, como tú misma, la soledad y la insoportable levedad del ser.

miércoles, 22 de junio de 2016

Him





El bosque despertaba a medida que se arropaban los ecos en las copas.

Perezosamente se deslizaba la fauna y de improvisto, como aparecido, se hizo presente el hombre.
Su lengua vibraba insolencia; su mirada, inquisición.

Con él vendrá la última plaga.

sábado, 28 de mayo de 2016

A D E L F O S






Y se marchará,
todos lo sabemos - o eso creo -.
Cuando me asomo a sus ojos
veo parte del pasado que nos aunaba.
Qué estúpida e inocente fui,
cuánto disfrute de esas vigilias clandestinas.
Qué culpable sería de haberte seguido en tu gesta,
compañero.
Mi amigo,
mi añoranza,
mi traidor,
la salvaje incertidumbre con la que convivo
al no saber qué queda en ti de hermano y qué de siervo del demonio.

miércoles, 27 de enero de 2016

R


Cuestioné cada una
de esas ideas locas
que a veces me espetabas en la cara
como si fuera el aire seco
que sueltan las primeras carcajadas.

Una a una las fui deshilachando
construyendo silenciosamente en mi mente
tu forma de ver el mundo,
el amor, el sexo,
la libertad.

Llenaste mis rincones más azules
de programas descarados,
de falsos acentos forzados
y de prohibiciones por precaución.
(Oh, no, espera.
Creo que eso último fue culpa mía.)

Se hacían las tantas de la madrugada
en medio de una selva de mosquitos
que nos superaban en número
y en artillería.

Me escuchabas,
te escuchaba,
me mirabas,
te miraba y sonreía.
Por que así era tu cara:
una risa.

Adoraba tu melena,
odiaba tu forma de pensar,
envidiaba tu forma de vivir vida.

Te recuerdo sencillo, sin nudos.
Te recuerdo translúcido, buceable.
Como ese viento suave
que aparta el pelo de mi cara,
que enrojece mi nariz,
y que saca,
a veces,
mi mejor parte.

Supongo que lo siento por mi,
supongo que te echo de menos,
supongo que como a toda la arena
que se escapa,
a veces,
entre mis dedos.