viernes, 30 de octubre de 2009


Descansa, que bien falta te hace.
Veinte espinas atravesaron tu cuerpo impregnándolo de lágrimas de santos y aromas de ángeles caidos en desgracia.
Has luchado tanto por lo que creiste te pertenecía... y así lo fue... y así parece ser, pero no de la forma que tú crees.
Ahora sumisa esperas sobre plumas de gaviotas, pero al contrario que ellas tu no vuelas hacia nuevos horizontes.
Quisiste echar raices cuando por tus venas corrían espiritus libres de ataduras y qué duras fueron las primeras.. las primeras promesas postradas a verde piel de flor.. fué fácil herizarla con el viento, verdad? sí, ese viento traicionero que tanta desilusión nos trae a través del oscuro follaje en el que se mecían sonrisas y besos en la frente.

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