martes, 11 de enero de 2011

Y Victoria dijo:

Odio. Odio como hemos podido llegar hasta aquí. No hay unidad, no hay cariño, no hay complicidad, no hay apoyo, no hay NADA que nos haga pensar que somos una familia. Malditas sean aquellas familias felices que nos hacen desdichados... hacen temblar la alcoba que debería arroparme. Por que todas las familias felices son iguales, pero las que no lo son, son infelices cada una a su manera. Y me siento tan culpable que me ahogo.

1 comentario:

Garrós dijo...

qué va! es al revés!

kant te diría que te atrevieses a pensar, sin embargo, a mí me mola más el verbo amar para estas cosas ;)