jueves, 2 de febrero de 2017

Esse





- No espero que lo entiendas, tú eres un actor. Cambias de juguete tanto como de calzones... o eso espero. - dijo mientras miraba hacia su cintura.
- ¿Por qué te afecta tanto?
- No lo sé... - su mirada se perdió en la espesura de un fondo emborronado - Supongo que me enamoré de mi Yo más idílico, y dejarlo marchar sin conocer las respuestas que han bullido en su mente durante este tiempo no es dejarlo marchar, es otra cosa. 
- ¿No será eso a caso un pretexto para seguir pensándolo, para seguir aferrándote a él de algún modo?
Ella negó con la cabeza.
- No. Ella está fuera. Extirpada, gris y marchita. Ya nadie le dará vida. Nadie describirá su sonrisa, sus recuerdos y sus miedos. Sólo existirá su sombra en mi pensamiento, cuando me pregunte por aquellas cuestiones que Dios se niega en rotundo a responderme.
- Pero podrás dar vida a otros. Y otros podrán darte vida a ti tanto como te dio ella.
- No lo has entendido... su sombra, señor Krammer. Su sombra lo cubre todo. Aunque sea otra, con otro rostro y otros intereses, será imposible esquivar su carencia cuando sus seres queridos aparezcan y no me miren con los mismos ojos al ser otra a la que vean. Cuando teniéndoles delante, no pueda ir a preguntarles qué fue o qué pasó o por qué. ¿Entiendes ahora? Acepto de buen grado dejarla ir, pero si no cierro completamente la puerta, si ésta queda entreabierta por algún atisbo de duda insana, ella seguirá ahí, en letargo, hasta que algún día su padre aparezca delante de cualquier nueva encarnación y la haga despertar. Esse est percipi, señor Krammer.

No hay comentarios: