miércoles, 3 de febrero de 2010

Mecenas. #1




- ¿Sabes qué me pasa?
- Cuéntame...
- Dios murió, dejé de creer en él al crecer.
- ¿Y?
- Me di cuenta de que no era mi mecenas. No merecía mis rezos ni cánticos, no merecía mi devoción.
- ¿Qué? Ninguna atea o agnóstica habló con tal fanatismo.
- Hablo como una loca, ¿verdad? Necesito escribir.
- ¿Para qué tienes que escribir?
- Para mí.
- ¿Y cual es el problema? - Lo miré, el pobre ignorante parecía gilipollas.
- Olvídalo. - apagué el cigarrillo en el cenicero, me levanté, cogí mi bolso y lo dejé ahí.

- ¡¿Y ya está?! - me gritó desde atrás.


Menudo placer ignorar a ignorantes.



No hay comentarios: