sábado, 4 de julio de 2015

J

Ilustrador desconocido.


Ella es una inusitada sombra que lo cubre todo.
Detesto el dorado de su pelo,
porque la veo en todos tus amaneceres.
Detesto la frescura de su juventud
y las risas desinteresadas que te cose.

Sin reservas lo da todo,
sin riesgos, sin marcas,
sin escamas que se apostillen.
Ella es otra, ¿otra más?.

No sé qué me cabe esperar.
Aquí, ahora...
los hechos se saben diferentes.
Lo que al principio emana melancolía
me brinda un regusto a amargor
que se me repite en la garganta hasta colarse
en lo más profundo de mi bajo vientre.

Se me agrían los ojos al pensarte,
al recordarte en medio de esta soledad
que me acongoja el alma y me repiquetea impasiva.
Se me parte el cuerpo y la esencia en dos
y de inmediato me sobreviene esa pregunta,
¿Habría sido diferente si no me hubiera marchado?
¿Sería diferente si no te hubiera dejado marchar?

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