miércoles, 30 de octubre de 2013

Puentes en los que tú no estás.



Cosas que ahora te contaría quedan muertas de nacimiento. 
Echo de menos que me arropes ante los terremotos.
El puente, en la madrugada, se siente más frío sin ti. 
Y en las noches en las que se empieza a derrumbar 
ya no te veo al otro lado animándome a seguir corriendo.

Qué difícil es ahora intentar vivir y qué fácil sería dejarse vencer.

Siempre pensé que en las derrotas existía un elixir agridulce 
parecido a la morfina que adormece el dolor.
Alivia las punzadas de la batalla
y relaja el tormento que produce la sombra de la muerte.
Y si no estás tú para luchar por el calor de mis mejillas,
¿no sería maravilloso abrazarlo cuanto antes?




2 comentarios:

Peter Carvel dijo...

Aún no he encontrado ese tipo de retotas en este mundo.

Brona dijo...

Son las derrotas en las que todo acaba: lo bueno y lo malo.
Como cuando estás jodido por que te han despedido de un trabajo de mierda en el que luchabas por levantar cabeza y de repente piensas ''joder, ya no voy a tener que comer tanta mierda". Sí, es una putada por que no tienes curro (adios a lo buenos), pero se acabó estar puteado 24/7 (adios a lo malo).
Podría también hacer referencia a la muerte.